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lunes, 21 de enero de 2019

Malos augurios para el futuro

Un 2019 de incertidumbre


Para empezar, el próximo 1 de enero finalizará la compra de deuda por el Banco Europeo. Tras más de 2,6 billones de euros inyectados en la economía del continente, el crecimiento ha sido limitado y el impulso de la inflación demasiado corto. Descuenten un escenario de moderación inflacionista, con un petróleo a la baja. España, con un 22% de su deuda acumulada en el balance del BCE, se ha acostumbrado a un entorno de tipos bajos y demanda asegurada para su deuda, pero la incertidumbre para los próximos meses es máxima. 
O, lo que es lo mismo, nos hemos pasado tres años vanagloriándonos de lo bien que nos iba en vez de hacer reformas estructurales. En 2019, en un entorno de máxima incertidumbre, se producirán vencimientos de deuda pública por valor de 150.000 millones de euros, a los que hay que sumar (por lo menos) el déficit del año. Estamos hablando de necesidades de financiación ligeramente inferiores a los 200.000 millones de euros. 
En 2019 se va a hablar mucho de la deuda. Y no para bien. Desafortunadamente, España estará en ese listado de países que suponen un riesgo. Las instituciones supranacionales nos auguran una desaceleración económica hasta el 2,2%, un dato ciertamente positivo teniendo en cuenta la elevada incertidumbre en torno a la continuidad del Gobierno de Sánchez y la inestabilidad en Cataluña. También comenzaremos a notar los efectos de los impuestos verdes y de los globos sonda, que en realidad son la receta perfecta para volver a incrementar el paro y para reducir la renta disponible de las familias.
En clave política, es año de elecciones autonómicas y, quizás, generales. Incluso en un escenario (cada vez más probable) en el que Pedro Sánchez saque adelante los presupuestos, las concesiones políticas y el hartazgo de la ciudadanía podrían desencadenar la convocatoria a las urnas.
Tampoco esperen un impulso del sector exterior. Europa supone el 65% de nuestras exportaciones y Alemania, Francia e Italia plantean serias dudas en sus patrones de crecimiento. La incertidumbre en torno al brexit tampoco ayuda.

En definitiva, no esperen un 2019 sencillo. La colección de despropósitos que acumula un Gobierno sin capacidad para legislar es tal que está deshaciendo lo logrado durante los últimos años. Me cuesta pensar en una entrada en recesión técnica (tres trimestres consecutivos con el PIB a la baja), pero, salvo cambio de rumbo radical, la evolución de los últimos trimestres rozará el estancamiento.

Para saber más pinche Aquí

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