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sábado, 19 de enero de 2019

Inflación en Venezuela

Causas de la inflación en Venezuela





Por cuarto año consecutivo Venezuela sufrirá con gran probabilidad la inflación más alta del mundo. Dicho guarismo no indica otra cosa que la continuación de una abrupta caída del salario real. La destrucción del poder adquisitivo viene aparejada con una escasez palpitante y la expectativa de que este año habrá mayores incrementos de precios.

En este escrito abordaremos la generalidad de las razones que explican la fuerte aceleración inflacionaria enfocándonos en el incremento de la demanda potencial, derivada de un aumento elevado de la impresión de los símbolos de valor (dinero). Analizaremos la centralidad de las políticas monetarias que profundizaron la fase depresiva del inevitable ciclo económico y de manera concisa se mostrarán gráficos comparativos del devenir monetario de algunos países en América Latina y EEUU. Por la brevedad que impone el artículo, se dejará para una próxima entrega las explicaciones de otros factores que generan la aceleración inflacionaria en la actualidad.

Teorías clásicas sobre la inflación versus la ley justiciera del valor

La economía ortodoxa considera que las variaciones de la base monetaria (BM: dinero de alto poder emitido por el Banco Central) son el único determinante de las alteraciones en los niveles precios. Por más simplista que parezca, para los monetaristas lo único que causa inflación es la impresión de dinero suplementario. Para los keynesianos la inflación es una suerte de medida fiscal impuesta con el fin de aceitar la economía, partiendo de que la emisión de dinero adicional al requerido genera un aumento en el nivel general de los precios de los bienes y servicios, lo cual puede estimular la inversión como motor central del crecimiento económico. Para los marxistas el asunto es mucho más complejo, ya que consideramos que el incremento de los precios en la economía puede obedecer a diversos factores coyunturales que hacen que los precios comerciales de las mercancías varíen con respecto de la forma de valor que momentáneamente reviste el tiempo de trabajo abstracto socialmente necesario que se requiere para reproducir una mercancía en las condiciones de producción actuales.

Al margen de todo esto, el gobierno actual ha desechado toda elaboración científica para dar cuenta de los precios y se ha empecinado en creer que los precios son impuestos por la abstracta voluntad de los empresarios. La ley justiciera del valor habla de precios antirrevolucionarios que suben debido a que los empresarios están conspirando para derrocar a su gobierno.

El asunto que mayor presión ejerce sobre los precios es la escasez de mercancías, que suele enfrentarse con una demanda incrementada que termina siendo insatisfecha. En otros escritos hemos analizado de forma específica los casos de la caída en la oferta de medicamentos[i] y la desaparición de los cárnicos[ii]. También hemos hablado del gigantesco fraude (privado y público) en las importaciones que hace que gran parte de los insumos y mercancías terminadas no lleguen al país, lo que hace que los anaqueles estén vacíos y los precios se disparen. De manera general hemos versado en lo fundamental que ha sido la caída de la oferta de bienes y servicios como el factor que ha impulsado los precios. En esta ocasión vamos a examinar el incremento de la impresión de dinero como factor que desde la demanda presiona a los precios de mercancías cada vez más escasas.

La inflación y el crecimiento de 33 mil por ciento (1999-2016) de la base monetaria

Si vemos el gráfico 1, a continuación, notamos algo de por sí incuestionable. Si Venezuela sufre la fuga de capitales más alta del mundo[iii], esto hace que necesariamente su moneda pierda valor, ello impulsa a que los precios de las demás mercancías se eleven, aumenta los gastos estatales y el endeudamiento (entre 2006 y 2014, Venezuela multiplicó por más de cinco su deuda externa[iv]). Eso resulta en déficits de todo tipo, es decir, cuentas en rojo donde los egresos superan a los ingresos. La forma histórica de cubrir dichos déficits es la emisión de dinero inorgánico. La creación de dinero suplementario por parte de un deplorable Banco Central de Venezuela (BCV), ha servido para expandir el gasto, cubrir déficits y realizar toda clase de políticas asistenciales. La irrigación de dinero inorgánico amplifica la cantidad de bolívares que puede comprar dólares (demanda potencial), lo cual empuja el precio del dólar hacia arriba, es decir, deprecia al bolívar frente al dólar. De no haber tantos bolívares sería imposible que la cotización del dólar pudiera ser 120 veces superior a la oficial[v]. A continuación vemos un gráfico que ilustra el indecoroso crecimiento de la base monetaria (BM) de Venezuela.

Gráfico 1, aumento de la BM en Venezuela


El gráfico 2 muestra que en EEUU la Reserva Federal amplió la BM de forma feroz en el período 2007-2008, luego del estallido de la crisis de sobreproducción capitalista. Lejos de resolverla con una masiva destrucción de capital sobrante, se protegió a capitales que son incapaces de acumularse por sí mismos, a fuerza de expandir de manera atroz el capital ficticio, que a base de préstamos, bonos, rescates financieros y nacionalizaciones, socializaron las pérdidas de las empresas. Aunque se destruyeron enormes masas de capital sobrante dicha aniquilación no fue ni de cerca la que ameritaba una crisis de tal magnitud. Sin embargo, el crecimiento de la BM en EEUU fue mucho más bajo que el crecimiento de la BM en Venezuela que cuasi cuadruplica el promedio anual de crecimiento de la BM estadounidense. Es de hacer notar que gran parte de la inflación generada por parte de EEUU se drenó en el crecimiento de los precios de los commodities y que una buena porción de esos dólares salieron al extranjero en forma de pago de deudas e importaciones, lo cual alivió la presión inflacionaria a lo interno del país. La emisión monetaria venezolana se concentró (salvo lo que se transa en la frontera con Colombia) en el mercado interno, que a su vez se vio con cada vez menos mercancías y servicios que ofrecer. La explosión inflacionaria es segura.

Gráfico 2, evolución interanual de la Base Monetaria (Venezuela-EEUU), en porcentajes
Es indudable que el aumento de 33 mil por ciento en la base monetaria en un período tan corto tiene que causar una altísima inflación. Esta locuaz emisión de dinero es un cáncer tremendo que augura lo evidente: que la muy subestimada inflación del año 2015 (según el BCV: 180 %) en realidad es mucho más alta y va a hacer superada (quizás quintuplicada) en el año 2016, ya que gran parte de ella se halla bravamente represada en bienes cuyos precios son extremadamente subsidiados por el Estado.

Gráfico 3, Deuda de PDVSA con el Banco Central de Venezuela




La impresión física de billetes y como la inflación (NO) es una conspiración

No es un dato menor que el 77,46 % de los Billetes que el BCV imprime para colocar en circulación sean de Bs. 100[xiii]. Decimos que el 77 % de los billetes que ahora se emiten corresponde al de mayor denominación de la economía. Es evidente que se necesita cambiar el cono monetario, imprimir billetes de mayor denominación, sacar de circulación varias denominaciones y acuñar monedas de nuevo importe. Sólo una bestia apocalíptica puede negar la necesidad de esta medida. A la fecha (marzo de 2016), el gobierno aprobó la emisión de billetes de Bs. 500 y Bs. 1000. Dicho cambio aún es muy reducido. Se requieren billetes de mayor importe.


Conclusión: la pasividad de la izquierda

Cuando la izquierda ve las kilométricas colas para comprar productos de primera necesidad, no agita revolucionariamente a los que la padecen, los tranquiliza justificando las filas por la: “guerra económica” desarrollada por el imperialismo, Obama, Uribe etc. Les dice: “Tranquilos, que no es tan larga. Esto es culpa de la avaricia de la Casa Blanca, no protesten aquí.”

La izquierda se ha convertido en la máxima defensora y justificadora de todos los males que el sistema capitalista lumpenizado le impone en su crisis a la clase obrera. Lejos de plantear salidas combativas, ésta intenta ideológicamente afirmar que el gobierno no tiene la más mínima responsabilidad del caos que se sufre. Vende la idea de que se debe tener “paciencia” y aguantar estoicamente el sacrificio, es decir, las penurias que se sufren en un país que en 16 años gestionó la bicoca del equivalente (dólares del año 2000) a diez (10) planes Marshall. Con uno se reconstruyó media Europa y se cerró la puerta política a los partidos revolucionarios. Con diez se ha destruido un proceso de nacional de acumulación de capital que ahora carece de los servicios más básicos, que detenta los índices de producción más bajos y exhibe una pobreza galopante en aumento.

Para saber más pinche Aquí o Aquí

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